Ingenieros aeroespaciales han desarrollado un nuevo propulsor de plasma capaz de usar casi cualquier metal como combustible. Este avance permitiría a las naves espaciales recargar combustible en cometas, asteroides o lunas ricos en metales, sin necesidad de regresar a la Tierra, alargando la duración de las misiones.
Liderado por Minkwan Kim, cientifico y profesor de la Universidad de Southampton, el proyecto busca aplicar esta tecnología inicialmente en satélites, con planes de ampliarla en el futuro.
«Podríamos alcanzar destinos nunca explorados»
El científico ya había trabajado en el desarrollo de un propulsor de plasma para el cohete Falcon 9 de SpaceX en colaboración con la empresa británica Magdrive, que también participa en este. Kim asegura que con estos nuevos propulsores “las naves espaciales son capaces de funcionar con cualquier metal que pueda arder, tales como el aluminio, cobre o hierro”.
El uso de metales como combustible es algo que ya se utiliza en la Propulsión Eléctrica por Emisión de Campo y en cohetes de combustible sólido (aluminio), pero el nuevo motor, llamado Super Magdrive, ofrece una ventaja: puede usar diversos metales como el acero. Este sistema reducirá los costes y permitirá cargas útiles más ligeras para los satélites en órbita.
Aunque estos propulsores no tienen la fuerza suficiente para lanzar una nave desde la Tierra, funcionan de forma eficiente una vez llega al espacio, ya que ahí los propulsores pueden llevarla al lugar deseado. Utilizan energía solar para ionizar los metales y generar un tren de balas de plasma que produce empuje mediante campos magnéticos.
El Super Magdrive ya fue probado con éxito en 2023 en la misión SpaceX Falcon 9 Transporter-6 y se está desarrollando una versión cinco veces más potente para pruebas en 2024. Este avance, según Kim, “podría abrir nuevas fronteras en la exploración espacial, permitiendo descubrir planetas, formas de vida y alcanzar destinos nunca explorados”.