El 5 de enero de 2017, desde Buzios, Brasil, Pablo Fernando Angelina le envió un mensaje a Cristina Saed, pidiéndole que sea fuerte porque Luciana Farías, flamante esposa de él e hija de ella, se había quitado la vida. Las circunstancias que rodean el deceso de la joven siempre fueron sugerentes y aún se encuentran bajo investigación abierta, según informaron fuentes consultadas.
“Para mí no es un aniversario, porque lo último que supe de mi hija fue el 1º de enero de 2017 a las 5 de la mañana, cuando ni siquiera logró hablar, sólo gemía, hacía un sonido como de alguien que se ahoga, como si la estuvieran agarrando del cuello”, contó Saed consultada por El Esquiú.com.
La mujer esperaba que sea 2 de enero para enviarle dinero a su hija, ya que en un audio previo de Whatsapp (que posteriormente se conoció públicamente) Luciana le decía a su mamá entre lágrimas que no quería estar más en Brasil, se quería volver.
“Para mí sigue siendo una gran mentira que se haya quitado la vida, sobre todo con la personalidad que tenía Luciana”. La madre de la joven remarcó que la investigación en Brasil aún está en curso, en este sentido se habrían recabado testimonios y recientemente se habrían solicitado vía consulado los antecedentes criminales de Angelina. “Lo que me mantiene en pie es llegar a saber la verdad, sigo mi vida por esta razón, no hay consuelo ni resignación”.
Recientemente, Pablo Angelina fue denunciado por su propia familia. Su madre y hermanos lo acusaron de maltratos y amenazas. Luego de estar detenido, eludió el regreso a prisión ofreciendo internarse en una clínica psiquiátrica. El fiscal de Instrucción Nº 1, Víctor Figueroa, le dio el visto bueno a la medida, pero Angelina se fue de dicha institución al cabo de unos días y ahora tiene orden de detención por incumplir lo pactado.
“La Justicia de Catamarca y el país es un mamarracho, no puedo entender que haya estado internado sin custodia policial, con el terror que le tengo a esta persona. Es increíble que se ponga así en riesgo no sólo mi vida, sino la de los ciudadanos”, dijo Saed al respecto. Según indicó, se enteró a través de la publicación exclusiva que realizó El Esquiú.com.
“No sé cómo le pueden creer algo, más aún con los antecedentes que tiene. Tenemos la intranquilidad de saber que anda caminando por ahí como si nada, se maneja con total impunidad. Alguien debería dar una explicación porque es muy oscuro lo que ha pasado”, remató.
Sin celebración
Saed contó que no pasó bien las fiestas de fin de año, sino todo lo contrario. “Revivimos las postales de cada navidad y año nuevo, con el dolor infinito que una familia puede sentir, lo más triste es no haberla podido despedir, ni siquiera pude verla ya fallecida, de la manera más despiadada la tiraron en un cementerio de Brasil, es mucho dolor y consternación”.
Presuntamente siguiendo la voluntad de su esposa, Angelina hizo los trámites para darle sepultura en Buzios con celeridad y regresó de inmediato a la Argentina.
Por haber incumplido los términos de su detención, Angelina cuenta con una orden judicial de determinación de paradero y captura. Si bien desde su Facebook realiza publicaciones simulando estar en Buzios nuevamente, fuentes policiales consultadas señalaron que se encontraría en la provincia y días atrás estuvo cerca de ser aprehendido.
Angelina es el mismo que ultimó a balazos a su esposa, María Belén Galetto, en el año 98 y purgó condena por dicho crimen.
Luciana descansa en Catamarca
Luego de largos y costosos trámites, la familia de Luciana logró en mayo repatriar sus restos para darles santa sepultura en el cementerio parque Nuestra Señora del Valle.
En aquella ocasión, se montó una vigilancia policial para el caso de que Angelina se hiciera presente, lo cual finalmente no ocurrió.
En aquella ocasión, Saed dijo que por fortuna la Justicia de Brasil comprendió que su hija había sido abandonada en un nicho que sólo estaba identificado con un número, el 67. “Fue sepultada de manera cruel y despiadada”, indicó.
Cuando Luciana murió, el lugar que alquilaba en Buzios junto a Angelina fue rápidamente limpiado, las pertenencias vendidas y el exconvicto se fue del vecino país con ligereza.
