El Monte Etna es uno de los volcanes más activos del mundo y habitualmente suele dar algún que otro susto. Si a principios de año pudimos contemplar una curiosa estampa de lava mezclándose con la nieve, esta semana el homólogo de nuestro Teide en España ha vuelto a estar en el foco mediático al entrar repentinamente en erupción el pasado lunes.
Como es habitual, la tecnología disponible se ha puesto manos a la obra para capturar las imágenes más precisas posibles del fenómeno, una misión que no solo pretende compartir la belleza que los sucesos naturales pueden ofrecer, sino que puede ayudar a estudiar este tipo de eventos. De hecho, existen ya sistemas que permiten predecir cuándo un volcán va a entrar en erupción.
Ver la erupción de un volcán desde el espacio es bastante impresionante y una vez más somos testigos de estas imágenes, en esta ocasión gracias a la misión Sentinel-2 de Copernicus de la Agencia Espacial Europea (ESA) y su doble sistema satelital, que capturó la erupción del Monte Etna del 2 de junio: “Una enorme columna de ceniza, gas y roca surgió repentinamente del volcán activo más grande de Europa”, comentan en la fotografía compartida.

Miedo en las laderas del Etna
Aunque Italia ha dado por finalizado el suceso, el país ha vivido momentos de tensión durante estos días: la explosión provocó la huida de turistas mientras la erupción se desarrollaba en la isla de Sicilia. En la ladera del volcán había personas en el momento en que el Monte Etna entró en actividad, a pesar de que las autoridades habían prohibido su acceso horas antes.
El Etna es uno de los volcanes más activos del mundo, pero no se había registrado una erupción de esta magnitud desde 2014, según el Observatorio del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología.