Existe un nombre en el sector de la telefonía móvil que causa especial respeto y ese nombre es Steve Jobs. El cofundador de Apple marcó gracias a sus innovadoras ideas un antes y un después en el diseño y el avance tecnológico de los smartphones y de los ordenadores de uso personal.
Este 5 de octubre se han cumplido diez años del fallecimiento de Jobs, considerado como uno de los visionarios de nuestra época y una de las personas que mayor impacto ha tenido en el sector de la tecnología.
Junto a Steve Wozniak y Ronald Wayne, Jobs fundó Apple Computer en 1976. Ese mismo año comercializaron entre los aficionados a la informática su primer ordenador, el Apple I, con un microprocesador y puertos para conectar un teclado y un monitor, del que se vendieron 200 unidades.

Pero el éxito llegó un año después con el Apple II, que ya empezó a fabricarse a gran escala, y sobre todo con la línea de ordenadores personales Macintosh, que aparecieron en 1984.
El empresario siguió ‘rompiendo el mercado’ con otros grandes éxitos, como el reproductor de audio iPod en 2001, el primer iPhone en 2007 y el iPad original en 2010. Todos estos productos hicieron que Apple se posicionase como un referente y un líder entre los fabricantes de dispositivos tecnológicos, lugar que aún mantiene después de 20 años.
Jobs falleció en 2011 a los 56 años de edad víctima de un cáncer de páncreas que padecía desde hacía años. En agosto de ese mismo año dejó su puesto como director ejecutivo de la compañía tecnológica, cediendo el cargo a su sucesor, Tim Cook, quien ha liderado Apple desde entonces.

«Stay hungry, stay foolish»
En junio de 2005, la prestigiosa Universidad de Stanford, en California, invitó al cofundador de Apple a pronunciar la charla de graduación. Las palabras de Jobs desde aquel atril se han convertido en legado y son consideradas como un discurso de motivación e inspiración para los jóvenes que arrancan su vida laboral. Especialmente su consejo final -“Stay hungry, stay foolish”, en español “Permaneced ‘hambrientos’, permaneced alocados”-.
Una curiosidad sobre este discurso es que Jobs estaba bastante nervioso por realizarlo y quería que tuviera impacto, así que le pidió al guionista Aaron Sorkin -la mente detrás de títulos como ‘Algunos hombres buenos’, ‘El ala oeste de la Casa Blanca’ o ‘The Newsroom’- que le echase una mano para escribirlo. Y este accedió… aunque nunca llegó a enviarle nada. Así que el empresario tuvo que escribir todo el texto la noche de antes.
Jobs comienza su discurso siendo sincero y reconociendo que él “nunca se graduó de la Universidad” y, con un poco de humor, comenta que aquello es lo “más cerca que ha estado de una graduación universitaria”. Después, durante aproximadamente 15 minutos, el entonces CEO de Apple cuenta a los jóvenes tres historias sobre su vida con las que pretende transmitirles un mensaje: que sigan sus instintos, que hagan caso a su corazón y que no hagan caso de “las expectativas externas”, “el orgullo” o “el miedo a la vergüenza o al fracaso”, porque todo ello “desaparece al enfrentarlo a la muerte, y solo queda lo que es realmente importante”.
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Altibajos
El padre del iPhone es una figura icónica, pero no todo fueron caminos de rosas y tanto su andadura empresarial como su paso por Apple vivieron momentos difíciles. Hubo un tiempo en que su compañía estaba en horas bajas, tanto que sus acciones estaban valoradas en 14 dólares -en el momento de escribir esta noticia superan los 141 dólares-.
Jobs y Wozniak empezaron Apple en el garaje de los padres de Jobs cuando este tenía solo 20 años. En una década pasaron de eso a ser una compañía de más de 4.000 empleados valorada en 2.000 millones de dólares.
Un año después de lanzar el Macintosh, Jobs cumplió 30 años… y fue despedido. ¿Cómo te pueden despedir de una compañía que tú mismo has iniciado? Él lo explica así durante su discurso en la Universidad de Stanford: “Conforme Apple crecía, contratamos a alguien que yo pensaba que tenía mucho talento para llevar conmigo la empresa y durante el primer año aproximadamente las cosas fueron bien. Pero después nuestra visión sobre el futuro empezó a divergir y finalmente tuvimos una discusión. Cuando esto pasó, el Consejo de Administración se puso de su lado y yo me quedé fuera”.
“Fue devastador, durante algunos meses no supe qué hacer […] Yo era un fracaso muy público e incluso pensé en huir del valle [Silicon Valley]”, recuerda Jobs. Sin embargo, su amor hacia lo que había logrado todavía seguía ahí, así que decidió empezar de nuevo. “No lo vi entonces, pero resultó que haber sido despedido de Apple fue lo mejor que me podía haber pasado”, reconoce.

Durante los siguientes cinco años se convirtió de nuevo en un ‘principiante’ y como emprendedor montó una compañía llamada NeXT y compró Pixar y la hizo líder en animación digital, ya que creó el primer largometraje del mundo animado por ordenador -Toy Story-.
Finalmente, en un giro de los acontecimientos, Apple compró NeXT y Jobs volvió a la compañía de la manzana. El empresario afirma que “la tecnología que desarrollaron en NeXT fue el corazón del renacimiento de Apple”.
“A veces la vida te golpeará en la cabeza con un ladrillo. No pierdas la esperanza. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo a flote fue que amaba lo que hacía. Tienes que encontrar lo que amas, y eso es tan verdad para el trabajo como lo es para tu pareja. Tu trabajo va a llenar una parte muy grande de tu vida y la única manera de estar realmente satisfecho es hacer lo que crees que es un buen trabajo. Y la única manera de hacer un buen trabajo es amar lo que haces. Si no lo has encontrado aún, sigue buscando. Y no te conformes. Como todos los asuntos del corazón, lo sabrás cuando lo encuentres y, como toda buena relación, se vuelve cada vez mejor conforme pasan los años”, concluye Jobs.

El famoso jersey de cuello de cisne
Si te imaginas a Jobs solo puedes visualizarlo vestido con su habitual atuendo de jersey de cuello alto negro, vaqueros y deportivas. Que tú y el resto de los mortales lo veáis en vuestra mente de la misma manera no es una casualidad: aquel era su uniforme.
Jobs siempre vestía igual, tanto en las presentaciones de producto de su compañía como en su día a días. En su biografía oficial, escrita por Walter Isaacson y publicada en 2011, el empresario cuenta que visitó las instalaciones de Sony en Japón y que allí todos los empleados llevaban la misma indumentaria.
Esta idea le gustó tanto que contactó con el diseñador de los uniformes de Sony, Issey Miyake, para que diseñara un chaleco para sus propios trabajadores. Pensó que usar el mismo atuendo corporativo ayudaría a los empleados de Apple a unirse. Sin embargo, la propuesta no cuajó entre las filas de la compañía -Jobs afirma incluso que le “abuchearon” por solo plantearlo-.

Pero él sí quería llevar un uniforme, así que le pidió a este diseñador que le confeccionara una gran remesa de jerséis de cuello alto de color negro. Miyake le hizo un centenar de ellos y Jobs le respondió: “Tengo suficiente para el resto de mi vida”.
¿Por qué el cuello alto negro? El cofundador de Apple creía que eran cómodos para cualquier tipo de situación y, además, también lo suficientemente sobrios como para comer con el presidente de Estados Unidos si se daba la ocasión. Jobs completó el uniforme con unos vaqueros Levi’s 501 y unas zapatillas New Balance 992.
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