A no ser que no hayas encendido un televisor o abierto la web de un periódico en tu ordenador o en tu móvil durante las últimas semanas, sabrás que este martes va a tener lugar un hito que marcará la historia de España. Al menos la historia televisiva de nuestro país: el aventurero Jesús Calleja está a punto de viajar al espacio en un cohete New Shepard de Blue Origin, la compañía aeroespacial de Jeff Bezos.
Blue Origin quiere liderar el mercado del turismo espacial con su New Shepard. Este cohete de 18 metros, unos seis pisos de altura, tiene capacidad de subir hasta la famosa línea imaginaria de Kármán, situada a 100 kilómetros de la Tierra y que en algunos ámbitos científicos se acepta como la división entre la atmósfera terrestre y el espacio exterior.
Pero la clave del éxito del New Shepard no es su tamaño ni hasta dónde puede volar. Lo que lo hace importante para la empresa de Bezos es que es capaz de regresar a la superficie sin ningún rasguño para poder utilizarse una y otra vez. Y esto le permite conseguir lo que lo convierte en un negocio realmente rentable: transportar pasajeros.

Así es la nave espacial New Shepard
Para entender mejor cómo se producen estos viajes espaciales lo primero y más importante es conocer el vehículo que los hace posibles. New Shepard, bautizada en nombre de Alan Shepard, el primer estadounidense en volar al espacio en 1961, es una nave espacial compuesta por dos partes principales: un propulsor —comúnmente también llamado cohete— y una cápsula.
El viaje que va a realizar Calleja en esta nave, el décimo del programa, dura algo más de 10 minutos. El cohete sube unos 75 kilómetros y a esa altitud la cápsula de la tripulación se separa y continua hasta el borde de la atmósfera, mientras la primera etapa o propulsor vuelve a la Tierra y ejecuta un aterrizaje vertical controlado.
Ese aterrizaje vertical controlado es posible gracias al motor BE-3PM que lleva integrado el New Shepard: impulsa el cohete hacia el espacio y lo reinicia para reducir la velocidad del propulsor a solo 9,7 kilómetros por hora.
Tras pasar unos momentos de ingravidez en la mencionada línea de Kármán y contemplar las espectaculares vistas de nuestro planeta, la cápsula efectúa la reentrada con la tripulación a bordo, para lo cual se vale de un paracaídas.

Fallo del cohete
Después de lograr 21 lanzamientos perfectos, Blue Origin tuvo un incidente que dejó sus lanzamientos de New Shepard paralizados dos años debido a la explosión de uno de estos vehículos. La misión, apodada NS-23, afortunadamente no estaba tripulada y solo transportaba maquinaria para investigaciones científicas.
Gracias a este suceso, Blue Origin pudo demostrar en un acontecimiento real cómo funciona su sistema de escape, que se activó automáticamente al detectar el problema. Esta tecnología del New Shepard permitió que la cápsula y los instrumentos que había en su interior no sufriesen daños. Esto significa que, de ocurrir un fallo, la tripulación podría salvarse.
Blue Origin reactivó en 2024 los viajes espaciales con tripulación. El último viaje, el predecesor al que veremos este martes con Calleja, tuvo lugar el pasado mes de noviembre.
La empresa de Bezos envió a otros seis tripulantes al borde del espacio, concluyendo como exitosa su tercera misión con pasajeros del año. Entre la tripulación se encontraba Emily Calandrelli, ingeniera del MIT y divulgadora científica, conocida por su compromiso con la educación STEM y muy popular y activa en redes sociales, donde se hace llamar ‘The Space Gal’ —en español: ‘la chica del espacio’—.
Pasajeros a bordo
Como decía, New Shepard permite llevar a bordo hasta seis personas a la vez, todos ellos pasajeros, pues uno de los grandes hitos de esta nave es que no necesita piloto: el cohete de Blue Origin vuela de forma autónoma.
La cápsula de tripulación está presurizada y controlada ambientalmente “para mayor comodidad” y tiene “ventanas más grandes” para no perderse nada del viaje. Cada pasajero tiene su propio asiento junto a la ventana.
La misión en la que participa Calleja este martes marca el décimo vuelo tripulado del programa New Shepard y el trigésimo en su historia. Hasta la fecha, el programa ha llevado a 47 humanos más allá de la línea de Kármán.
Del turismo espacial a vivir en las estrellas
Bezos ha dicho en más de una ocasión que fundó Blue Origin porque quiere ayudar a crear un futuro en el que millones de personas vivan en el espacio, “residiendo en exuberantes mundos manufacturados giratorios en órbita”. Enviar pasajeros en vuelos suborbitales es un primer paso hacia esa visión.
En esta línea, Blue Origin está diseñando un módulo de aterrizaje lunar y un cohete más grande, llamado New Glenn —también bautizado en honor a un astronauta de la NASA, John Glenn, el primer estadounidense en orbitar la Tierra—, que podría llevar a los humanos a la órbita terrestre y más allá.
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