El sacerdote Raúl Omar Contreras de 50 años murió ayer a la mañana tras sufrir una descarga eléctrica mientras manipulada una impresora en la casa de la parroquia San Jorge a la cual pertenecía. Las conexiones eléctricas precarias que tenía la vivienda fueron la base de la desgracia que causó hondo pesar entre la comunidad barrial. El padre era conocido por el incansable trabajo que realizaba para ayudar a alejar a los adolescentes y chicos de las drogas.
El accidente doméstico ocurrió alrededor de las 8.30 de la mañana en momentos en que el sacerdote realizaba impresiones en una habitación. El sacristán Eugenio Rojas fue quien encontró al padre e intentó ayudarlo, pero la descarga había sido fulminante.
Al lugar asistió una ambulancia del SAME y la Policía y al constatar el deceso se puso en conocimiento del fiscal en turno Alejandro Gober, quien ordenó realizar las pericias correspondientes.
Los resultados preliminares de las mismas señalaron que las conexiones eléctricas que había en el lugar donde se encontraba trabajando, eran extremadamente rudimentarias. Lo mismo sucedía con las que se encontraban en el techo de la vivienda. La causa de muerte era clara y el médico de Policía no recomendó realizar autopsia. El cuerpo fue entregado a sus familiares.
Conmoción
El obispo de la provincia, Luis Urbanc, junto al padre Pepe Díaz arribaron al lugar a los minutos de enterarse del hecho y señalaron no tener palabras para expresar el dolor. “Hay que pedir al Señor Dios que fortalezca a la familia y a la comunidad. El padre Contreras era un hombre entregado a su misión y con chicos que sufren problemas de adicción», puntualizó el Obispo a El Ancasti. El sacerdote tenía 50 años y era oriundo de la localidad de Rincón, Pomán. Ingresó al Seminario a los 13 años. Fue ordenado sacerdote el 13 de diciembre de 1997, por Monseñor Elmer Osmar Miani.
Por los chicos
– El padre realizaba una importante labor pastoral con los chicos con problemas de adicciones y sus familias, en el Hogar Jesús Buena Esperanza, que funciona en el salón comunitario del barrio Santa Marta.
– “Era uno de nuestros mejores amigos. Nos llevaba a todos lados, al río, a todos lados. Hoy teníamos planes de ir al río. Es muy triste esto”, comentó, entre lágrimas, Cristian, uno de los chicos que asistía al comedor.
– «No es una despedida, es un hasta luego, porque él seguirá en nuestros corazones con toda su tarea. El equipo que él creó para ayuda a sacar a los chicos de la droga seguirá», contó una de las mujeres seguidoras.
