Una situación poco frecuente sucedió ayer en la comisaría Novena, cuando los efectivos recibieron a una mujer que expresó la necesidad de plantear un hecho particular ante la autoridad policial.
La señora de 38 años se presentó espontáneamente y, en lugar
de radicar una denuncia o realizar alguna exposición, extrajo un teléfono móvil porque no sabía quién era su verdadero dueño.
La mujer hizo entrega voluntaria de un teléfono celular marca Samsung J-7, de color dorado, y explicó que su hijo mayor de edad había llevado el aparato a su domicilio, pero no sería de su propiedad, y aparentemente tampoco dio un argumento satisfactorio cuando le preguntó cómo lo había conseguido.
El personal policial interviniente secuestró el celular para determinar su legítima propiedad y procedencia, mientras que sumariantes de la Unidad Judicial N° 9 labraron las actuaciones correspondientes, bajo las directivas de la fiscalía de Instrucción en feria.