TRAMPA PIRAMIDAL
Según el testimonio que brindó a la Justicia Federal, Rojo captaba el dinero, su madre lo administraba, y la pareja de ella recibía autos en concepto de inversión y luego los vendía.
La declaración testimonial de un testigo en la Justicia Federal aportó información sobre los roles que cumplían Cristian Rojo, dueño de la firma Callvu Servicios Financieros y Bursátiles; Ana María Oliva, madre de Rojo; y Ramón Cordero, pareja de Oliva. Todos ellos están imputados en la causa contra la firma Callvu, que es investigada por presunta intermediación financiera no autorizada, estafa y lavado de activos en concurso real, con el delito de asociación ilícita y amenazas.

El testigo señaló que Rojo era la persona que se dedicaba a captar los fondos de los inversores y clientes de Callvu. Oliva, por su parte, cumplía la función de recibir el dinero de los inversores en su casa, guardarlo y administrarlo. En tanto que, Cordero, se encargaba de recibir autos en concepto de inversión o como parte de la inversión, y luego los ponía a la venta para obtener dinero, todo esto de acuerdo al testimonio del testigo.

El testigo, además, reveló que un día ingresó a una habitación ubicada en el interior de la vivienda que comparten Oliva y Cordero, y allí observó bolsos con dinero en efectivo.

El abogado Jorge Bracamonte (h), querellante en la causa, brindó una entrevista a El Ancasti y se refirió a la declaración testimonial del testigo.

“Él menciona en su audiencia testimonial que el rol estaba claramente marcado entre ellos. Cristian Rojo se dedicaba a captar los fondos de las personas, a captar los ingresos, los clientes. La madre de Rojo era la que se encargaría de administrar eso, recibiendo el dinero en su casa muchas veces, o guardando el dinero en la casa familiar de ellos. Dicho por el testigo, un día él ingresó a una habitación que había dentro de esta casa, en donde vio bolsos con dinero en efectivo, claramente conocido tanto por Oliva como por Cordero”, agregó.

Por otra parte, el letrado indicó que el testigo mencionó que “Cristian Rojo recibía como parte de inversión o como inversión autos. Entonces, el rol de cada uno de ellos era el siguiente: Cristian recibía, captaba esos fondos mediante un auto, lo llevaban al domicilio de Cordero y Oliva, y Cordero era el que se encargaba de recibir esos vehículos y ponerlos a la venta, ofrecerlos en venta para, de esta manera, deshacerse de esos vehículos y captar el efectivo que después fugaron y no se encontró más”.

Bracamonte, por otra parte, reiteró parte del testimonio que brindó el testigo. “El testigo dijo ‘yo una vez entré a la casa de Ana María Oliva y de Cordero, donde Cristian tenía una especie de oficina con computadoras y en esa oficina yo vi bolsos con plata, con dinero’. Mencionó que eran grandes cantidades de pesos argentinos”, siguió.

Según expresó Bracamonte, en el expediente de la causa está acreditado que desde que Oliva empezó a ser sindicada “ellos transfirieron una serie de vehículos de alta gama que tenían a nombre de Cordero y Oliva”.

Oliva
El querellante relató que, uno de los denunciantes en la causa, aseguró haber transferido el dinero de la inversión directamente a una cuenta bancaria a nombre de Oliva. “Por dichos de Cristian Rojo, debía transferir la plata ahí porque la madre de él era la que se encargaba de la administración de los ingresos, de las inversiones. Entonces, ella hace el depósito o la transferencia a esa cuenta. Eso está debidamente acreditado en el expediente. La cuenta está abierta por la señora Oliva, está recibida la transferencia bancaria, el monto que se denunció y demás. Paradójicamente, después que la señora Oliva se entera de que el Juzgado contaba con esta información, la cierra a la cuenta bancaria”, añadió.

Luego, Bracamonte recordó que Oliva, en su primera indagatoria, negó haber recibido esa transferencia de dinero. Pero, para entonces, a la Justicia Federal ya le constaba la existencia de la transferencia a la cuenta bancaria de Oliva. “Estamos hablando de millones de pesos”, dijo el abogado.

“Luego, surge una denuncia también de una persona a la cual Oliva garantizó una deuda que tenía la empresa Callvu con un pagaré firmado por ella. Entonces, este denunciante radica la denuncia correspondiente, reclamando el dinero que le adeudaba Oliva puntualmente, porque ella fue la que firmó el documento este. A Oliva, cuando se la indagó, se le preguntó sobre esta situación, desconoció el hecho. Dijo que nunca había firmado nada, que no sabía absolutamente nada. Se ordena una pericia caligráfica, realizada por Gendarmería Nacional. El resultado da 100 por ciento positivo. A dichos de la Gendarmería, se puede acreditar fehacientemente corresponde a la señora Ana María Oliva. Surge claramente y contundentemente que esta mujer sabía puntualmente que era lo que estaba garantizando: una deuda de la empresa de la que ella también formaba parte. Ella formaba parte tanto como su hijo como Cordero”, cerró.

Fuente: El Chasqui Digital

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