La orfebrería es el arte y técnica de hacer objetos artísticos con oro, plata u otros metales preciosos, cuyo origen se remonta a tiempos ancestrales.

Para algunos, un oficio ya olvidado, para otros, más vivo que nunca. En esta última perspectiva se inserta la Escuela Pública de Orfebrería de Catamarca, que se encuentra emplazada en avenida Acosta Villafañe, a metros de la Maternidad 25 de Mayo.

Hasta allí llegamos para conocer la realidad de esta institución única y pionera en Latinoamérica, que avanza gracias al empeño, el esfuerzo y el amor de quienes la habitan: alumnos, docentes y directivos, hoy convertidos en el corazón palpitante de esta casa del saber.

Informe: Adriana Romero

 

 

La Escuela Pública de Orfebrería es una institución de formación profesional muy joven, que viene dando pasos firmes en la consolidación de su propuesta educativa.
Fue creada en 2009 por iniciativa del exgobernador Eduardo Brizuela del Moral y luego recibió el empuje de la actual mandataria provincial, Lucía Corpacci. Depende del Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología de la provincia, dentro del área de Educación Técnica, y está incorporada al Instituto Nacional de Educación Tecnológica (INET).
Su actual directora es Mabel Edith Videla, profesora de Arte Visual, oriunda de Córdoba, quien llegó hace 30 años a Catamarca, donde echó raíces. Con entusiasmo cuenta el proceso que encaró cuando se hizo cargo de la institución «antes acá se dictaban cursos de distintos oficios cada tres meses, más o menos, pero luego en 2012 comenzamos a hacer todos los trámites para hacerla una escuela con formación profesional, con una currícula, que fue aprobada en 2014 por Nación, a través de la resolución Nº 21”.
Esta tarea «fue muy ardua y muy linda, tuvimos que estudiar mucho. Cuando llegué sabía lo que era la orfebrería pero, como soy profesora de Arte, busqué contactarme con orfebres. No encontré a nadie en Catamarca, casi todos eran de otros lugares, mandé e-mail a todo el mundo y respondían que solamente estaban dispuestos a dar cursos, y cobraban muchísimo dinero, hasta que me contestó el maestro Emilio Patarca, uno de los dos maestros orfebres de Argentina, el otro es Juan Carlos Pallarols. Le gustó la idea, viajé a Buenos Aires, me contacté con él, él viajó a Catamarca. Me dijo que había que comenzar de cero, me dio instrucciones, para comprar lo necesario comprar y fuimos dándole forma de a poco”.
El orfebre Pablo Falabella, coordinador de la institución educativa, recuerda que «cuando vinimos estaba la estructura, pero faltaba todo, eran oficinas con estantería metálica, que luego convertimos en talleres”.
Además, «nunca había pisado la escuela un orfebre o un fundidor, o alguien que trabaje en el oficio”.
Destaca la asistencia de otras escuelas de formación profesional, «por ejemplo, la instalación de gas fue hecha por escuelas que tienen gasistas matriculados. Es un trabajo comunitario enorme y lindo. Estoy muy contento”.
La directora siguió relatando el proceso: «Luego comenzó el tema de la currícula, Patarca mandó a vivir acá, en Catamarca, al orfebre Pablo Falabella, para que cuando estuviera más o menos armado, pudiera enseñar con lo básico. Después la provincia nos dio el beneficio de la rodocrosita, que duró un año más o menos, y con eso compramos las maquinarias más importantes, los insumos que se requerían. Luego vino el INET, que nos ayudó con los programas, y también obtuvimos algunas herramientas y maquinarias, así fuimos dándole forma a lo que es hoy la escuela”.
La directiva pone énfasis en «la confluencia de distintos actores para enfrentar este desafío, porque acá hay gente que viene del arte y otra que viene de los oficios. Fue muy importante que ellos se pusieran de acuerdo y miraran para el mismo lado, sobre todo el respeto. El que sabe el oficio tenía que respetar y aceptar lo que decía el que sabe de arte, y viceversa. Eso estuvo muy bueno”, apuntó en referencia al proceso que vienen llevando adelante desde 2012. Y evaluó que «nos está dando resultado porque al ver hoy la calidad de los alumnos, decimos que hicimos bien las cosas”.
Al tratarse de una institución educativa única en Latinoamérica, representa un desafío. En este sentido, explica que «es única porque, si bien en otros lados se dictan cursos, acá todos los oficios están conjugados, van unidos, ésa es la particularidad que la hace única. Oficios que van para un mismo lado, que es la orfebrería. Si bien son autónomos, se los puede utilizar en la vida diaria para hacer una sola cosa, uno puede enriquecerse y tener mejor calidad a través de los distintos oficios”.
Sobre este punto, el orfebre acentúa «la suerte de tener todos estos oficios en un solo lugar. La escuela cuenta con joyería, cuchillería, lapidación, modelado, galvanoplastía, tornería de repusaje y fundición a la cera perdida, esas tres serían las que en muy poco tiempo vamos a habilitar. Son cátedras que no se enseñaron en ningún lado, menos en una escuela pública. Tenemos una amplia oferta. Cada una de estas diferentes áreas convergen todas en la orfebrería”.
La currícula incluye «materias obligatorias como historia del arte, dibujo, composición y modelado. Por ejemplo, modelado es obligatoria para orfebrería, pero no para joyería, lapidación o cuchillería, o sea hay un circuito donde hay materias que son obligatorias para un oficio y para otro no”, indicó.
Actualmente, entre los turnos mañana y tarde, asisten unos 100 alumnos, aproximadamente. Algunos de ellos vienen «de Córdoba, San Juan, La Rioja, tuvimos tres chilenos, una de Colombia, generalmente se instalan acá para estudiar porque se enteran a través de Internet”, graficó Videla, indicando que «cuando la gente de otras provincias viene se sorprende, porque dice que tienen tanto que pagar en otras provincias, que no pueden entender que acá sea gratis”.
Falabella amplió este punto: «Todos los meses vienen a tomar clases joyeros recibidos en la Cámara de Joyeros de Córdoba, viajan todos una vez al mes; también gente de Santiago del Estero y de otros lugares. Con el paso del tiempo, más gente llegará, sin dudas”, vaticina y se anima a mencionar otra posibilidad que se abre: «La escuela puede ser aprovechada por el turismo, porque viene mucha gente a conocer, a visitar, a ver. Observo una proyección enorme de la escuela”.
En cuanto a las edades, «no hay edad límite, inclusive han venido menores con el permiso de los padres. La enseñanza es muy personalizada, hay estudiantes a quienes no les cuesta, tienen una facilidad innata y se los va complejizando, y otros a los que les cuesta algún área y se les da un trabajo sencillo, de tal manera que no se frustre y pueda seguir adelante, pero cualquier persona puede aprender”, enfatizó el coordinador pedagógico.
OFERTA EDUCATIVA
Platería Criolla
1° Nivel – Auxiliar, 2° Nivel – Ayudante,
3° Nivel – Platero Criollo. Materias obligatorias: Dibujo, Composición, Historia del Arte Moderno y Fundición.
Joyería
1° Nivel – Auxiliar, 2° Nivel – Ayudante, 3° Nivel – Joyero. Materias obligatorias: Dibujo, Composición, Historia del Arte y Diseño de Joyas.
Forja y Cuchillería
1° Nivel – Auxiliar, 2° Nivel – Ayudante, 3° Nivel – Forja y Cuchillería. Materia obligatoria: Dibujo.
A saber:
1° Nivel se trabaja con material reciclado, 2° Nivel con acero, 3° Nivel con aceros multilaminados.
Lapidación
1° Nivel – Auxiliar, 2° Nivel – Ayudante,
3° Nivel – Lapidador. Materias obligatorias: Dibujo y Mineralogía.
Horarios: 8.00 a 13.00 y 15.00 a 20.00.
En 2018 habrá 3 turnos: Mañana, Tarde y Noche, talleres libres sin currícula, galvanoplastía, tornería de repusaje, fundición y talla en piedra.

 

 

Integración con alumnos del Sipa Huasi
Dentro de las acciones de la institución, la responsable de conducir actualmente la escuela, comenta que «tenemos como alumnos a cuatro chicos que están internados en el Sipa Huasi, vienen todos los días, están haciendo cosas hermosas. De esta manera queremos devolver lo que nos han proporcionado, queremos brindarles a esos chicos una posibilidad para que el día que salgan de ahí tengan algo para defenderse en la vida. Se portan muy bien”.
«Estamos haciendo historia y un día la mirada será internacional”
Una señal de que el proyecto educativo está en franco crecimiento es que «la escuela ya nos quedó muy chica, en este momento está en trámite el taller de galvanoplastía, para el baño de plata, oro. Calculamos que más adelante nos construirán unos salones al fondo, porque ya no damos abasto, no tenemos espacio físico”, dice Videla; mientras Falabella detalla que «el equipo de galvanoplastía es enorme. El profesor de este oficio se está profesionalizando con Mauricio Daletzky, una de las personas que más sabe de aceros multilaminados y cuchillería contemporánea en el país. El nos fue asesorando y ahora tenemos un equipo de cuchillería espectacular, una prensa hidráulica que llegó el pasado lunes, es una herramienta que no debe haber una escuela pública que la tenga en todo el país. No hay una escuela que tenga lo que tenemos nosotros acá”.
Además, «ahora trajimos a un joyero de Buenos Aires. Es una de las 30 ó 40 personas del país que trabajan platino y hacían joyería antigua. Es gente que ha quedado sin trabajo por la gran competencia que tenemos con países como China, donde hacen los mismos trabajos, a veces algunos están hechos a mano. Hacen cosas muy buenas; son millones, cobran poco, entonces todos esos trabajos se dejaron de hacer en el país. Se han muerto lugares que trabajaban y vinculaban a muchas familias”.
Manifiesta que «acá trabajamos con todo, plata, oro, alpaca, bronce, cobre, también fundimos esos metales. Uno es el método de moldear en cera y otro en tierra, ambos son métodos muy antiguos, lo hacían los indígenas, los egipcios y los sumerios también hace 4.000 años atrás, todos tenían el mismo método, hoy hay maquinaria”.
Asimismo, cuenta que «vino un lutier impresionante, le prestamos el espacio y nos está haciendo cajas para poner las piezas con encastres. La proyección que tenemos es alta. Cada año que pasa la escuela va creciendo muchísimo, llegará un momento que la mirada va a ser internacional, porque estamos haciendo es historia”.
Pablo Falabella, orfebre – «La orfebrería es mi vida”
Pablo Falabella es uno de los mejores orfebres del país y trasunta su amor al novedoso proyecto educativo que abrazó en nuestra provincia. Hace cuatro años no dudó en aceptar la invitación de su maestro Emilio Patarca para venir a radicarse en suelo catamarqueño, dejando su Mercedes natal (Buenos Aires).
Es el coordinador de la Escuela de Orfebrería, a cuya labor se abocó con excelencia y pasión, compartiendo su experiencia con los alumnos que transitan los talleres para aprender el milenario arte de la orfebrería.
Sentado en uno de los talleres que diseñó y luego equipó, relata: «Me vine a vivir acá hace unos cuatro años, con un proyecto junto a mi maestro Emilio Patarca, de quien era alumno en ese momento. Lo invitaron a coordinar la Escuela de Orfebrería porque nunca hubo un orfebre. Venían algunos a dar clases, cuatro o cinco días, y se volvían, pero no se puede hacer una formación con cuatro o cinco días cada tres o cuatro meses, más un oficio tan complejo como la orfebrería”.
Define al orfebre como «una persona que realiza objetos de uso cotidiano de manera artística, que se subdividen en orfebrería civil, religiosa y criolla. Dentro de cada una de ellas hay una infinidad de piezas. La civil y la religiosa son más difíciles, ahí tenemos que saber modelado, dibujo; en cambio la platería criolla es más sencilla. La orfebrería es el único arte que tiene como condición servir para algo, tiene una funcionalidad; es hacer arte con un objeto que se usa. Eso implica que debe tener un estudio”.
Con su mirada en la historia cuenta: «Hace muchísimos años atrás, el orfebre tenía un status social de los más altos en la sociedad, porque era la persona que fabricaba los utensilios diariamente; son oficios cuya excelencia se logró en los países con reinado. Había orfebres que trabajaban para el rey o para la curia, entonces se lograron hacer piezas maestras. De hecho, el orfebre en la antigüedad era escultor, dibujante, pintor, arquitecto también. Es un oficio que comprende muchas áreas, inclusive uno tiene que saber forjar acero, templar para fabricar las propias herramientas”, ilustra.
«El orfebre siempre estuvo a la vanguardia porque era prácticamente un alquimista, entendía cómo se modificaba el metal y cómo se lo moldeaba y se hacían los objetos diarios. Podía laminar una chapa y transformarla en objetos suntuosos y muy lindos. Con esto quiero decir que la orfebrería existió siempre”.
«Mi maestro Emilio Patarca cuando empezó el oficio hace unos 45 años o más, su maestro estaba haciendo una exposición en ese momento que se llamaba ‘la orfebrería, el arte ya perdido’, y mi maestro hizo toda su carrera y hoy estamos trabajando en una escuela pública de orfebrería, 40 años después, o sea que es un oficio que viene de la edad antigua y hoy se sigue utilizando”.
A su pasión por el oficio que eligió desde chico la sintetiza así: «La orfebrería es mi vida. No es un trabajo, es realmente algo donde uno todos los días tiene un desafío nuevo. Tenemos un grupo de trabajo grande y la mayoría es gente joven que amamos lo que hacemos. Creo que tenemos escuela de orfebrería para varios años más, si Dios quiere”.
 «A mí me gusta desde siempre, desde muy chico. Mi abuelo era un ‘todista’, hacía de todo, juguetes de madera o anillos, escopetas; mi otro abuelo era sastre, siempre estuvimos relacionados con la creatividad”, considera.
«A mí nadie me enseñó, en Mercedes no había plateros en ese momento, así que cuando terminé la escuela a los 18 años me fui a vivir a Capital Federal y empecé a estudiar en el Complejo Educativo Joyería, luego en la Escuela de la Joya, y con mi maestro, que es hasta la actualidad, Emilio Patarca. Trabajé en el taller de Juan Carlos Pallarols, el orfebre más reconocido de todos. También con Lautaro Colacelli de la Escuela de Olavarría, y Javier Insua, tengo una formación amplia. Estudié dibujo y escultura, fui haciendo mi propia formación”, describe el bagaje, que hoy lo vuelca en esta escuela.
La voz de los alumnos
Son los destinatarios de este esfuerzo que cobra vida en cada jornada. Dedicados a su tarea, la sinfonía de golpecitos acompaña el transcurrir de las horas, mientras dan forma a sus piezas.       Alejandro Da Prá
«Me sorprendió gratamente”
La escuela es un atractivo para algunos profesionales de otro ámbito. Tal el caso del ex diputado Alejandro Da Prá, quien comenzó a cursar este año. «La escuela me sorprendió gratamente, hay un clima muy bueno de compañerismo, de mucha preparación, hay un nivel teórico interesante, y también de práctica que sorprende”.
«Es pionera no sólo en el país sino en Latinoamérica; es una escuela pública de un arte que incluso se estaba extinguiendo”.
«El cursado, si bien es exigente, también se amolda a las necesidades del alumno, la mayoría tenemos otro trabajo y a la vez podemos cursar orfebrería
 «En el perfil de una escuela pública, el adquirir los saberes que se dan acá, dentro de la gratuidad, terminan siendo valiosísimos. Sería bueno incentivarla. Hay un esfuerzo notable para llevarla adelante”.
Sandra Vera
«Me encantó”
Sandra Vera es oriunda de Río Gallegos, provincia de Santa Cruz.
«Me gusta mucho la artesanía, entré para hacer algo, y cuando me interiorizaron de qué se trataba me encantó. Empecé este año y ya he aprendido mucho. Estoy muy contenta”.
«Para mí es algo nuevo, siempre hice cerámica o escultura, o algún dibujo en un paño, pero esto es otra cosa, me agrada mucho. Estoy haciendo imágenes con cincelado en orfebrería”.
 «La experiencia es muy agradable, me han integrado bien. Los profesores se preocupan para enseñarnos bien, es excelente”.
Juan Pablo Olmos
«Cumple mis expectativas”
Juan Pablo Olmos es de Capital y está haciendo el primer año de cuchillería.
«Tenía ganas de aprender algo nuevo, y en la Fiesta del Poncho vi lo que hacían en la escuela y me quedó la inquietud. Vine este año”.
 «Es lindo por lo que se aprende y la clase de gente que concurre. Es como una familia, los profesores están siempre al lado. ”.
«Cumple mis expectativa al 100%, incluso venía con la idea de hacer cuchillería y una de las materias obligatorias es dibujo, que me gustaba y lo pude desarrollar más. Si antes tenía ganas de venir ahora tengo el doble”.
 «La flexibilidad del horario por turnos es fundamental, en mi caso particular, porque tengo horario rotativo de trabajo”.
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