Tesla atraviesa uno de los momentos más inciertos de su historia reciente. Aunque quiere transmitir éxito con el despliegue de sus robotaxis, incluso en España, el primer trimestre de 2025 ha reportado una caída del 71 % en sus beneficios netos —quedando en 409 millones de dólares sobre ingresos de 19.300 millones—.
La compañía se enfrenta a un panorama de ventas en descenso, una creciente presión competitiva frente a rivales como BYD o Xioami y tensiones geopolíticas marcadas por la figura cada vez más polémica de su director ejecutivo, Elon Musk.
Sin embargo, en medio de esta incertidumbre y mientras algunos inversores se impacientan, Musk podría tener la mirada puesta en otro horizonte: el espacio aéreo.
Durante la presentación de resultados del primer trimestre, el director ejecutivo de Tesla sorprendió con una reflexión geopolítica que fue más allá de los coches eléctricos o los robots humanoides propios de la empresa. Musk citó un comentario de otro usuario que había republicado en X que advertía así: “Cualquier país que no pueda fabricar sus propios drones será un estado vasallo” del que sí pueda y añadió con preocupación: “Estados Unidos no puede actualmente fabricar sus propios drones”.
Aunque Tesla no tiene, al menos por ahora, una división dedicada a la fabricación de drones, el comentario de Musk —hecho en respuesta a una pregunta sobre la carrera entre China y EE.UU. por la supremacía en IA física— ha desatado especulaciones. Para Musk, el país asiático tiene una ventaja indiscutible: China fabrica el 70 % de los drones del mundo y cualquier otra nación depende de su cadena de suministro.
La reflexión no es casual. Según analistas como Adam Jonas, de Morgan Stanley, el próximo gran mercado que Musk podría intentar revolucionar no está en la tierra, sino en el aire.
¿Y por qué querría el magnate entrar en ese barro? La propia Morgan Stanley estima que el mercado total relacionado con drones y vehículos eléctricos de despegue y aterrizaje vertical (eVTOL) alcanzará los 9 billones de dólares en las próximas décadas.
¿Podría Tesla dedicarse a fabricar drones?
Tesla ya está profundamente involucrada en la robótica gracias a Optimus, su robot humanoide. Y aunque compañías chinas han logrado avances notables —como robots capaces de intentar correr medias maratones o jugar al fútbo—, Musk asegura que ninguna empresa puede igualar a Tesla en ese terrero.
“Estoy seguro de que el primer puesto será Tesla. Ahora, estoy un poco preocupado de que del segundo al décimo sean empresas chinas”, afirmaba Musk en la misma presentación de resultados.
De momento, parece que Optimus y la inminente puesta en marcha de su flota de robotaxis autónomos ocupan hoy el centro de sus prioridades. Pero la experiencia en aeronáutica de su otra gran compañía, SpaceX, y su historial de giros estratégicos inesperados hacen que la puerta al mundo de los drones y los eVTOL no esté del todo cerrada. O al menos que no parezca demasiado descabellado esperar que Musk quiera hacer sus pinitos en él.
Entrar en el mercado de los coches voladores o taxis aéreos no es trivial. Los desafíos técnicos y regulatorios son enormes: los eVTOL deben cumplir con estrictos estándares de seguridad, operar de forma totalmente autónoma y resolver la falta de clientes con licencia de piloto. Aunque, por otro lado, como dice el analista de Morgan Stanley, “resolver este tipo de problemas es exactamente el tipo de desafío que a los ingenieros de Tesla les encanta abordar”.