La interpelación al ministro de Producción Raúl Chico fue el eje del debate en la última sesión de la cámara baja. Sobre el tópico giró la discusión entre el oficialismo y la oposición, incluso antes de leer los proyectos presentados.
El debate incluyó un cuarto intermedio forzado, puesto que se caldeó el ambiente entre dos diputados: Miguel Vázquez Sastre y Augusto Barros cruzaron opiniones en un elevado tono, incluso se gritaron.
Tras un extenso debate, el bloque FCS-Cambiemos, acompañado por el de la Renovación Plural Peronista (merismo-jalilismo), pusieron fecha a la interpelación del ministro: el próximo miércoles, en una sesión especial.
En medio de la discusión quedaron algunas cuestiones puntuales: si un escrito fundamenta como resolución una interpelación a cualquier funcionario, sin pasar por el proceso administrativo, o si una moción basta para avanzar en el interrogatorio. Ambas posturas estaban fundadas por las fuerzas políticas en el reglamento interno de la cámara.
Vázquez Sastre inició el debate, remitiéndose a los artículos 116, 141, 142 del reglamento interno y el 98 de la Constitución Provincial. Así, solicitó la presencia del ministro para el miércoles venidero con el objeto de abordar ejes como el Polo Avícola, Plan Tomate, Vaquita Social, información sobre el funcionamiento de Aicat SE, de programas y devolución de fondos transferidos por Camyen, Plan Mosto, la intervención del ministerio en la industria, los planes nacionales distribuidos, entre otros. Puntualmente, mocionó que se convoque al titular de la cartera productiva.
La presidenta del bloque oficialista, Cecilia Guerrero (FPV-PJ), mencionó que previamente hubo predisposición del ministro en responder a cualquier inquietud. Además, puntualizó que “hay una intencionalidad de traerlo a toda costa bajo el mecanismo de la interpelación días antes de las elecciones legislativas de octubre”. En otras palabras, “pretenden transformar un acto institucional en uno eminentemente electoral, con características circenses”.
La legisladora remarcó que ningún ministro negó su asistencia a las comisiones las veces que fueron citados y señaló que la oposición intentaba “articular un pedido de interpelación bajo la apariencia de una moción”.
Sucede que, según expuso Guerrero, “debe ser ingresado como proyecto de resolución, el cual no existe”, por lo cual interrogó sobre el apuro que tenía la oposición: “Podemos esperar para después de las elecciones”.
Otro de los puntos del debate fue el de las mayorías. Es decir, si era necesario una mayoría simple o una mayoría absoluta. “La mayoría absoluta es cuando tenemos el proyecto en la mano, pero no lo hay, y para tratarlo sobre tabla, son las dos terceras partes” (sic), reseñó Augusto Barros (FPV-PJ) en su intervención.
Tras un encontronazo entre Vázquez y Barros, el presidente de la cámara Marcelo Rivera llamó a un cuarto intermedio para apaciguar los temples.
Posteriormente tomó la palabra Guerrero para exponer que “el bloque de la oposición se niega a acordar una fecha sin haber sabido explicitar los fundamentos para negar la posibilidad de una interpelación fuera del escenario electoral”. En este orden de ideas, insistió en que “solo les interesa generar un escenario circense para pretender devorar a un ministro que además es candidato”.
A su turno, la presidenta del bloque opositor mayoritario, Marita Colombo (FCS-Cambiemos), dijo: “La oportunidad no la elegimos nosotros, la eligió el propio Chico al pretender venir a la cámara cuando quiere y no cuando fue convocado; la razón se la tiene que preguntar al ministro de Producción”.
Así las cosas, se puso a consideración la moción sobre la cual se requería, para su aprobación, la mayoría absoluta. Luego se dispuso la votación, pero de forma nominal, la interpelación al titular de la cartera productiva. El resultante fue 24 por la positiva contra 17 por la negativa. El bloque del FCS-Cambiemos alcanzó dicho número, puesto que contó con el acompañamiento del bloque RPP.
Finalizada la votación, gran mayoría de los diputados opositores se retiró del recinto, dejando la sesión sin quórum.