
“Tenemos que vivir y enseñar en nuestros Santuarios un modo de orar saludable, liberador, y que nos lleva a una verdadera santidad de vida, porque hubo conversión del corazón”, dijo Luis Urbanč.
Desafiando el intenso frío registrado en la jornada, durante la mañana de este domingo 29 de junio, día de la Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, los participantes del 3° Encuentro de Santuarios del NOA realizaron su peregrinación al Santuario de la Gruta de la Virgen del Valle y luego compartieron la Eucaristía, que marcó el cierre de esta convocatoria regional en torno a la vida de estos lugares de devoción y conversión que son los Santuarios.
Como peregrinos de esperanza, en este Año Jubilar, los sacerdotes, diáconos, seminaristas, religiosos y laicos, caminaron con las imágenes de sus santos patronos, elevando súplicas y canciones de alabanza, desde la rotonda de La Aguada hasta el Santuario.
A su arribo se dirigieron hasta la Capilla del Santísimo ubicada en el subsuelo, donde participaron de la Santa Misa presidida por el obispo diocesano de Catamarca, Mons. Luis Urbanč, y concelebrada por los rectores de los Santuarios de la Gruta y de la Catedral, presbíteros Santiago Granillo y Juan Ramón Cabrera, respectivamente; el padre Martín Melo, párroco de la parroquia y santuario de Nuestra Señora de Belén, y sacerdotes que sirven en santuarios de las jurisdicciones eclesiásticas del Noroeste Argentino.
En el comienzo de su homilía, Mons. Urbanč expresó: “Nos alegramos porque el Señor nos ha convocado en este día de fiesta para ofrecernos su Palabra y el Cuerpo y la Sangre de su Santísimo Hijo. Y este domingo está enmarcado por estas dos columnas de la Iglesia”, que son “los apóstoles Pedro y Pablo, quienes ocupan el centro de nuestra atención, sabemos que son testigos cualificados de Jesús, por eso la Iglesia los honra”.
Puntualizó que “nuestra fe es apostólica, la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica… porque creemos lo que los apóstoles han predicado, lo que ellos han podido compartir, como dice Juan en su carta: ‘Lo que hemos visto, lo que hemos oído, lo que hemos tocado, lo que hemos experimentado acerca del Verbo de vida’”.
Luego puso el acento en la importancia de la oración, resaltando “esta aseveración que hace el Libro de los Hechos de los Apóstoles cuando Pedro está preso, nos dice el texto que toda la Iglesia no cesaba de orar por él. Si hay un apostolado que se debe llevar a cabo en los santuarios es la oración”. Apoyándose en “una frase de la Teología antiquísima, que dice que aquello que se reza es lo que se cree», señaló que «lo que se ora comienza a ser fundamento de la fe… Muchos de los textos que tenemos en la Escritura se los leía en la Liturgia y así fueron aceptados e incorporados en la Biblia porque lo que la gente oraba y compartía, después se hace alimento permanente para ellos y los sostiene en la fe. La oración fue clarificando los contenidos de la fe, porque en la oración escuchamos al Espíritu Santo, que es el Maestro interior que se va expresando. Se va expresando a través de un pueblo, pero si un pueblo no está bien formado, si no ora bien, se equivoca y puede tomar caminos que lo llevan al alejarse de Dios”.
La Iglesia debe orar unida bajo la luz del Espíritu Santo
En este sentido, consideró que “la oración quizás se ha vuelto individualista, racional, para solamente expresar sentimientos internos y no de comunión, entonces empiezan a aparecer las divisiones; mientras la Iglesia ora unida bajo la luz del Espíritu Santo, permanece unida y es fecunda. Pero si la oración se vuelve mezquina, individualista o expresión de meros sentimientos, un monólogo donde me hablo a mí mismo y creo que le hablo a Dios, eso es peligroso. La oración parte de una actitud de escucha y un drama que tenemos en la Iglesia es que no escuchamos a Dios, nos escuchamos a nosotros mismos”.
“Es importante la oración bien hecha en nuestros santuarios, esa oración bien hecha, que parte de una actitud de escucha, va educando el corazón de las personas y educando al mismísimo pueblo de Dios, para que no sea un conglomerado de personas donde cada uno anda buscando lo suyo, sino pueblo de Dios que camina detrás del pastor que es Jesucristo. Esa oración hecha en comunión, con fe y confianza logró la liberación de Pedro. Esa oración fervorosa hizo que San Pedro pudiera culminar la misión que Dios en su plan eterno le confió”, afirmó.
Orar por el Santo Padre
Luego remarcó que “la oración sostenida, fervorosa, unida, en profunda comunión del pueblo, es la que posibilita el cuidado de Pedro. Hoy tenemos que hacer lo mismo, debemos orar por el Sumo Pontífice… hoy es el Día del Papa, entonces pedimos que el Señor lo ilumine, lo fortalezca, lo sostenga en medio de tantas adversidades con las que hay que luchar siempre”.
También se dirigió a los participantes del Encuentro: “Les pido de corazón a ustedes, que están trabajando en los santuarios, que oren de verdad y promuevan la oración. Que las idas a nuestros santuarios no sean sólo cuestión de curiosidad o de satisfacción de las propias ocurrencias, sino que la persona pueda tener un encuentro tú a tú con Dios y, sobre todo, que se reconozca miembro de la Iglesia, que no va solo”.
En otro tramo manifestó que “si hay algo que tenemos que vivir y enseñar en nuestros santuarios es un modo de orar saludable, liberador, y que nos lleva a una verdadera santidad de vida, porque hubo conversión del corazón”.
Asimismo, invitó: “Le pidamos a los apóstoles Pedro y Pablo, que con su intercesión nos ayuden a vivir más en clima de Iglesia, que podamos ser realmente la familia de Jesús que peregrina por este mundo y anuncia el misterio del amor de Dios. Que no nos cansemos, que estemos dispuestos a ser testigos valientes de Jesucristo como lo han sido estos dos apóstoles hasta dar la vida”.
En este punto valoró el trabajo de los servidores voluntarios de los Santuarios, dijo que “esto es una fe testimonial, y eso los alegra, los llena de gozo”. Pero les pidió que logren un equilibrio entre las obligaciones y las devociones para no resentir a sus familias. “Y para tener esa sabiduría, ese equilibrio, hay que orar, hay que dialogar, y el primer campo de prueba para ver si estoy viviendo bien, es la familia”.
“Que Nuestra Santísima Madre, la Virgen, que mantuvo a los apóstoles en oración en la espera del Espíritu Santo, también nos ayude a poder hacer siempre la voluntad de Dios”.
Reseña histórica y entrega de estolas
Luego de la Comunión, rezaron juntos la Oración del Jubileo y compartieron un momento afectuoso con el saludo a Norma, una de las servidoras del Santuario de la Gruta, a quien le cantaron el Cumpleaños Feliz.
Antes de la bendición, se escuchó una breve reseña histórica de la Gruta de la Virgen del Valle tomando los escritos del magíster Marcelo Gershani Oviedo, que fue leída por una de las servidoras.
Seguidamente, el padre Santiago Granillo, rector del Santuario de la Gruta, dio la bienvenida a los hermanos visitantes, y en nombre de los Santuarios de la Diócesis de Catamarca, “en un gesto de unidad, de cariño fraterno hacia nuestros hermanos sacerdotes, queremos hacerles entrega a cada uno de ustedes de estolas que fueron confeccionadas para la Beatificación del Beato Mamerto Esquiú, y también al diácono como gesto de esperanza”. Las prendas litúrgicas fueron entregadas por dos servidoras.
En tanto, una de las referentes de los Santuarios del NOA le entregó un presente al Obispo anfitrión como expresión de gratitud por la hospitalidad dispensada durante estos días.
En un clima fraterno y de mucha alegría honrar a la Virgen María con el canto.