El Esquiú.com realizó una entrevista a los protagonistas de la historia. Mirá el video.
La dedicación y la inclusión se unieron en una idea y lograron como resultado la felicidad de un grado, un docente, una familia y una comunidad que se dio cuenta de que pasan cosas lindas cuando son hechas con amor.
Mariano Salas Adi, profesor de Educación Física del colegio del «Carmen y San José” preparó una coreografía para que los alumnos de segundo grado exhibieran en un acto escolar.
En el grado está Agostina, quien debía bailar junto con sus compañeros. Para ello puso en marcha una idea que tenía en mente desde hace tiempo.
Mariano Salas Adi, profesor de Educación Física del colegio del Carmen y San José,
Preparó, con la ayuda de una modista, un arnés que pudiera hacer que la nena baile igual que todos sus compañeritos.
Poder hacerlo llevó mucho tiempo y la aceptación de Agostina, que confiesa que al comienzo «me dio un poquito de miedo. Después ya no y ensayamos porque muchos se adelantaban”.
El profesor tomó la iniciativa de un video de un nene de similares impedimentos físicos que los de su alumna y puso en marcha la ilusión a la que se sumaron los papás y compañeros de Agostina, quien «ama bailar”, según cuenta Luis, su papá.
El video de la coreografía se viralizó en las redes sociales y generó el reconocimiento al docente que busca, con acciones, incluir a todos sus alumnos.
«La verdad que estamos muy contento por verla feliz a Agostina, creo que ayer Dios se reflejó en esta hermosa nena y el grupo de chicos. Se vio cómo armoniosamente y divertidos pudieron bailar una coreografía. Gracias a los papis, que me dieron la autorización para poder realizar ese hermoso baile y a Gaby Zelarayán, que es la modista que nos ayudó con la locura de hacerlo”, comentó el profesor, con la mirada cómplice de su alumna.
Sobre la idea de hacerlo, cuenta que «vi un video de un nene en Europa y me pregunté por qué no podemos hacerlo aquí en Catamarca. De a poco fuimos armándolo, felices porque la veíamos feliz. Después vimos los frutos, pero tuvimos que medirle, ensayar, acomodarnos. Sus compañeros estaban muy contentos de verla feliz a ella”.
«Feliz”, una palabra que el docente repite varias veces en su relato, quizás por ser el motor del trabajo realizado.
Julieta, la mamá de Agostina, reconoce que «nos pareció re linda la idea, en mayo Mariano me dijo que era para el acto de agosto y pensé que faltaba un montón, después entendí por qué la anticipación. Todo lo que la haga feliz, la incluya y en lo que se sienta cómoda vamos para adelante. Nosotros teníamos un poquito de miedo al principio, pero cuando vimos en los ensayos la cara que tenía y sus compañeros felices que la veían en la misma condición y haciendo los mismos movimientos, era impagable”.
Agostina fue operada al día siguiente de su nacimiento, fue un camino difícil, pero transitado con amor es posible y eso está a la vista.
«Desde el diagnóstico en la panza, uno cuando va a hacerse una ecografía espera ver si es nena o varón y si está todo bien. La verdad que cuando comienzan a nombrar cosas como diagnósticos de palabras difíciles, nosotros al mielomeningocele no conocíamos qué era. Ella desde el día siguiente del nacimiento ya fue operada, tiene 9 operaciones y pasó por varias cosas por eso tiene esa garra”, comentó la mamá sobre la historia de su pequeña e incansable luchadora.
Sobre la inclusión, Julieta reflexiona desde su experiencia que «cuando uno habla de discapacidad muchas veces no sabe cómo tratarla, me parece que también es un aprendizaje de ponerse en el lugar del otro.
Una vez leí una frase que decía que «cuando todos aprendan a hablar realmente de inclusión, ya todos vamos a tener que hablar de convivencia”.
El video de la entrevista a los protagonistas de la emocionante historia:
