Mauricio Macri y Luis Barrionuevo Fuente: Archivo El sindicalista se sumó a la campaña de Larreta en la ciudad y consiguió, en paralelo, que Sica le habilite una reforma de su estatuto; también logró quedarse con la intervención de un gremio clave El reciente apretón de manos entre diferentes funcionarios macristas y Luis Barrionuevo contempló mucho más que un acuerdo electoral subterráneo para que la tropa del legendario sindicalista trabaje en las comunas más adversas de la ciudad de Buenos Aires para la reelección de Horacio Rodríguez Larreta. A través de diferentes interlocutores se pactaron, además, otras dos cosas importantes. Una fue la aprobación por parte del Ministerio de Producción y Trabajo de la modificación parcial del estatuto de los gastronómicos, una suerte de biblia interna que blinda a Barrionuevo de cualquier atisbo opositor que insinúe desplazarlo. Él ocupa el cargo de secretario general desde 2001, aunque comenzó a tallar con fuerza en el gremio desde 1979, incluso con los militares en el poder. El segundo acuerdo, quizás el de mayor impacto, se concretó después del triunfo electoral del kirchnerismo en las PASO del 11 de agosto. Se acordó con el Gobierno la extensión del mandato por 150 días de un hombre de Barrionuevo que está al frente de la intervención de la Unión del Personal de Seguridad de la República Argentina (Upsra), que reúne a vigiladores privados, espías, patovicas y policías exonerados. Rodolfo «Coco» Alonso, el delegado normalizador de la Upsra, llegó hasta allí avalado por el ministro Dante Sica, aunque con la venia del jefe gastronómico y de Enrique «Coti» Nosiglia, el histórico referente radical que aún influye en la gestión macrista. El atractivo político del gremio de los vigiladores no es la recaudación de la cuota sindical ni la caja de aportes a la obra social. Cuenta con 15.000 afiliados, aunque sus directivos y los funcionarios de la Secretaría de Trabajo reconocen que podría tener muchísimos más. El verdadero interés es la información que recolectan sus afiliados, muchos de ellos diseminados en sitios oscuros y secretos. La cosecha de la mirada indiscreta. El artículo 3 del estatuto de la Upsra dice que sus representados son aquellos trabajadores que presten servicios de las siguientes tareas: custodios personales, de valores y de pagadores; vigilancia en bancos, casas de crédito y compañías de seguro; vigilancia en remates, hoteles y casas particulares; prevención de accidentes y robos; investigación de conductas prematrimoniales; acumulación de pruebas para procesos judiciales y localización de máquinas y vehículos prendados; vigilancia y control de carga y descarga de mercaderías y control de entrada y salida de personal; investigaciones o asesoramientos en asuntos civiles, comerciales o criminales; localización de deudores morosos; prevención e investigación de robos y hurtos; contraespionaje industrial y vigilancia, y seguridad en instituciones o empresas públicas. La Upsra está intervenida desde fines de 2016. Por entonces, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, no avaló el proceso electoral interno y desbancó de la conducción a Ángel García, un exaliado de Barrionuevo. Ubicó allí a Patricio Lombilla
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