El sacerdote argentino José Mercau Fuente: Archivo 28 de septiembre de 2019 La frase fue contundente: «Algunos de los chicos del hogar me contaron que en la casa del cura pasan cosas. El padre Mercau abusa de otros compañeros de ellos». Karina, quien se desempeñaba como maestra en el hogar San Juan Diego, en la localidad de Ricardo Rojas, en el partido de Tigre, dijo esas palabras ante la Justicia y dejó al descubierto que por lo menos cinco de los 21 chicos alojados en ese establecimiento habían sido abusados sexualmente, entre 2001 y 2004, por el sacerdote que debía cuidarlos: José Antonio Mercau. Actualmente el cura está en libertad. La Justicia lo busca para notificarle que fue rechazado el recurso extraordinario que había presentado contra la condena de 14 años de prisión que un tribunal de San Isidro le impuso por violar a los chicos del hogar que dirigía. Las víctimas fueron menores en situación de vulnerabilidad, que concurrían al hogar porque sus familias no podían darles de comer y en el establecimiento, además de alimentarlos, debían cumplir con el requisito de estudiar. El sacerdote tenía poder para decidir quién se quedaba en el hogar o quién volvía a su casa. Y el cura se aprovechó de esa situación, según quedó expuesto en la investigación. «Para qué lo voy a contar si ya es tarde», exclamó uno de los menores que se animaron a relatar el infierno que vivieron en el hogar en el que estaban como pupilos. Cuando el chico dijo esta frase tenía 17 años. Había sido abusado desde que tenía 12 años por el sacerdote. Para resguardar su integridad, se mantendrá reserva sobre las identidades de ese testigo y de otras víctimas. «Los abusos ocurrían algunos días de la semana y también los sábados. El padre me llamaba durante la madrugada. Cuando el cura te llamaba a esa hora sabía lo que me esperaba. Sabía que me iba a abusar. Entraba en la habitación y me esperaba desnudo», expresó la víctima. Mercau convalidó este testimonio y los dichos de otros cuatro chicos. En un juicio abreviado fue condenado a 14 años de prisión por abuso sexual agravado. «Por las circunstancias en las que los abusos fueron cometidos, por su duración en el tiempo, por su carácter degradante y por la vejación sexual a la que fueron sometidos los menores, constituyeron actos que implicaron un grave agravio a la integridad sexual de las víctimas. También fue humillada su dignidad como seres humanos», expresaron en la sentencia los magistrados del Tribunal Oral N° 7 de San Isidro. Expulsado de la Iglesia Tan intenso era el miedo de los menores que, ante la imposibilidad de denunciar los abusos, grabaron en un casete los detalles de cómo fueron las vejaciones. «Teníamos miedo de que nos mandaran a otro lado. Por eso nadie se animaba a decir nada. Los viernes o sábados, cuando nos dejaban en penitencia, grabamos un casete relatando lo que pasaba. Después lo tiramos porque teníamos miedo
Read More