
Una asamblea que debía definir candidatos terminó en escándalo, agresiones y la peor imagen política para el PJ local
Lo que debía ser una pacífica asamblea del Partido Justicialista de Fiambalá, destinada a elegir candidatos a concejales, se transformó en un verdadero campo de batalla que expuso, de manera irrefutable, la profunda crisis y la alarmante desunión que atraviesa el peronismo Fiambalense.
La convocatoria, que en un principio debía realizarse en el Club San Martín, fue abruptamente desconocida por la Mesa Orgánica del PJ a través de un sorpresivo comunicado, sumiendo a la militancia en la confusión y en un clima de incertidumbre total. Decenas de simpatizantes y afiliados de distintas líneas políticas, entre ellas la reconocida “13 de Marzo”, viajaron desde el norte del distrito para participar de la instancia partidaria y, al llegar, se encontraron con las puertas cerradas.
La indignación no tardó en estallar. Los militantes se trasladaron inmediatamente a la sede partidaria, donde encontraron apenas un puñado de dirigentes vinculados al sector de Roxana Paulón, la reprochable exintendenta que dejó una herencia política y económica ampliamente cuestionada en la comunidad. Allí, lejos de prevalecer el diálogo, se desató una guerra verbal de acusaciones cruzadas, insultos y reproches que rápidamente desembocaron en la violencia física.
En medio del tumulto, un reconocido dirigente peronista de Medanitos, “Cacho” Rasgido, fue brutalmente golpeado por el esposo de una referente cercana a Paulón. La agresión, a traición y con total impunidad, lo dejó tendido en el suelo y debió ser trasladado de urgencia al hospital local. Este hecho, que causó indignación generalizada, se convirtió en el símbolo de la decadencia y la pérdida total de control dentro del justicialismo Fiambalense.
Las autoridades de la Mesa Partidaria, lejos de poner orden o garantizar la transparencia del proceso, se ausentaron deliberadamente, dejando la escena librada al descontrol y la violencia. La sensación generalizada entre la dirigencia fue de desilusión y abandono, no solo con la conducción local, sino también con las autoridades provinciales, quienes avalaron que el candidato a senador proviniera de la cabecera departamental de Tinogasta y no de Fiambalá, incumpliendo un acuerdo firmado en 2021.
“La línea 13 de Marzo se quiere llevar todo; ya pusieron el candidato a Senador y ahora quieren imponer el primer concejal. Nóblega que haga lo que quiera en Tinogasta, pero en Fiambalá merecemos respeto”, manifestaron con bronca algunos referentes Paulonistas, en declaraciones que evidencian el nivel de fractura interna.
Lo sucedido dejó una marca difícil de borrar en la memoria colectiva de los Fiambalenses: un partido que alguna vez se presentó como sinónimo de unidad y organización hoy se muestra quebrado, enfrentado y sin rumbo. La violencia, la improvisación y la incapacidad de alcanzar consensos han convertido al PJ local en un espectáculo bochornoso que degrada la política y aleja cada vez más a la sociedad de su dirigencia.
Ahora, la mesa provincial del PJ se enfrenta al difícil desafío de intervenir y tratar de recomponer lo que parece un partido en ruinas, con heridas abiertas y con una imagen pública devastada. Lo cierto es que el justicialismo Fiambalense, lejos de ser la alternativa de poder que alguna vez representó, se hunde en su peor crisis, arrastrando consigo el descrédito de figuras como Roxana Paulón, cuya sombra sigue dividiendo y desangrando al peronismo local.