El exgobernador de Catamarca, Eduardo Brizuela del Moral, inauguró el 30 de noviembre de 2010 el estadio Bicentenario, todo un hito para la provincia y sus habitantes. Sin embargo, el sueño duró tan solo cinco años y medio: parte de sus tribunas cedieron y debido al peligro de derrumbe las autoridades lo cerraron al público en mayo de 2016.

Estadio de Catamarca, Fernando Capdevila, CAMBIEMOS Catamarca, Eduardo Brizuela Del Moral

Ante el avance del deterioro, el gobierno de Lucía Corpacci, que llegó al poder en 2011, demandó a la empresa constructora, Capdevilla SA, por daños y perjuicios por incumplimiento del contrato. Y acusó a la anterior gestión de no haber efectuado controles sobre la obra. El Frente Cívico y Social, del que forma parte Brizuela del Moral, respondió que las actuales autoridades no mantuvieron el Estadio y que no utilizaron el fondo de reparo, dinero en garantía que se le retuvo a la firma y con el cual podría haberse arreglado y culminado los trabajos. En tanto, la empresa denuncia una persecución política y se desliga de toda responsabilidad, pese a las falencias halladas.
Este es el primer párrafo del informe, que también muestra la palabra del fiscal de Estado Carlos Bertorello y los nombres principales de la firma Capdevilla.

En medio de las acusaciones cruzadas, un informe de la Universidad Nacional de Tucumán (UTN), al que accedió TN.com.ar, determinó que el derrumbe de las tribunas se produjo por errores en la compactación del terraplén, además de la utilización de materiales no calificados. Esto provocó el colapso de las gradas. Incluso, el documento expuso el hallazgo de basura en el relleno del suelo.
(…) De acuerdo al reporte, “el material de relleno utilizado consiste en una mezcla de granulometría discontinua con arenas y limos no plásticos”, el cual se encuentra “en estado suelto o no debidamente compactado”. Incluso los técnicos de la UTN hallaron restos de basura en la compactación, pese a que el propio pliego de Especificaciones Técnicas de la obra aclaraba que “el suelo no deberá contener escombros, vidrios, ni materiales orgánicos”.
La mala compactación provocó que los terraplenes sufrieran un importante deslizamiento, que se tradujo en la caída de escalones en las tribunas. El crítico escenario obligó a las autoridades a clausurar ambas populares. El riesgo de que esto se trasladara a las plateas puso fin a la actividades deportivas abiertas al público y así fue como el derrumbe de las gradas fue también la caída esos sueños que mencionó Brizuela del Moral.
El decano de la Universidad Nacional de Tucumán, Sergio José Pagani, analizó en diálogo con TN.com.ar el resultado del trabajo: “Cuando uno construye un terraplén debe colocar el material con cierta compactación, logrando la máxima densidad del suelo posible. No se han escogido las máquinas adecuadas o el material utilizado no fue el correcto”. Y sobre el futuro de las tribunas, explicó: “No diría que es imposible repararlas, pero creo que el costo sería mayor que tirarlas abajo y hacerlas de nuevo”.

Demanda 
En 2017 la provincia de Catamarca demandó a Capdevilla SA por daños y perjuicios por incumplimiento del contrato. Las autoridades reclaman $257 millones con el argumento de que el Estadio debe demolerse y construirse nuevamente.
La demanda recayó en el Juzgado de Tercera Nominación, el cual entendió que en el caso debía intervenir el máximo tribunal de la Provincia: la Corte. Mientras esto ocurría, Capdevilla SA se presentó en concurso de acreedores en el Juzgado Comercial N° 2 y argumentó que no poseía los fondos necesarios para hacer frente a la demanda provincial.
(…) Para las autoridades provinciales, Capdevilla SA se presentó en concurso de acreedores para llegar a un acuerdo con los integrantes más cercanos y obligar al resto a acordar de la misma forma. En rigor, Guillermo Capdevilla y su esposa, Verona Stefanoff, además de Benjamín Capdevilla, presidente de la firma, forman parte del concurso. Sin embargo, la Provincia es el acreedor mayoritario y si la Justicia los declara admisibles, nadie podrá acordar sin el Estado. La resolución podría concretarse en un par de meses.
TN.com.ar intentó comunicarse en reiteradas oportunidades con las autoridades de Capdevilla SA para obtener su versión sobre los hechos, pero no obtuvo respuesta. Incluso mantuvo dos diálogos con Fernando Capdevilla -apoderado de la empresa al momento de la obra-, quien sólo atinó a decir que “su familia es una perseguida política”. Aseguró además haberse desligado de la firma. El empresario es un hombre vinculado a la política: es titular de UDAI Anses en Catamarca y expresidente del PRO en esa provincia.
En medio de las acusaciones cruzadas, TN deja el final abierto a lo que haga la Justicia provincial, ya que se han agotado todas las instancias previas.
Ahora, la Justicia deberá resolver si acepta o no el reclamo de la Provincia. Mientras tanto, los catamarqueños aguardan por conocer el futuro de su estadio, que es, por estos días, un montón de cemento sin uso.

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