Ayer en la Cámara Penal Nº 3 dio inicio el debate en contra de Claudio Barrionuevo Chumbita y Diego Navarro, quienes están acusados de matar a Luis Eduardo Ibáñez durante un robo perpetrado en su domicilio del barrio Parque Norte, el 30 de julio de 2017.
Durante la audiencia el tribunal debió calmar a una mujer de apellido Ayosa, una testigo que habría observado a uno de los acusados aquella madrugada fatídica y ordenó protección para la misma a las fuerzas de seguridad.
Ayosa, al ser consultada por el fiscal, confirmó que el día que ocurrió el homicidio vio a Navarro arrojar una garrafa desde la tapia del domicilio de la víctima.
En este sentido, dos días más tarde lo ratificó en rueda de reconocimiento, donde sindicó a uno de los cómplices de provocar la muerte de Ibáñez con el fin de ocultar el robo.
No obstante, tras quebrarse ante el tribunal, la testigo adujo que desde hace un año es objeto de amenazas por parte de los familiares de Navarro, que incluso habrían llegado a golpear a uno de sus hijos, ya que por su culpa, Diego Navarro estaba involucrado en la causa.
“La semana pasada, al hermano de Diego Navarro me lo encontré en el colectivo y me hizo seña”-del dedo que atraviesa la garganta-expresó conmocionada la testigo.
Anteriormente había declarado el médico de Policía que realizó la autopsia en el cuerpo de la víctima y fue contundente al señalar que el homicidio no podría haber sido provocado por una sola persona, sino más bien por dos o más.
Por otro lado, otra de las testigos de apellido Zurita, quien habría sido pareja de Barrionuevo Chumbita, declaró y sostuvo que el acusado fue a su casa la mañana en que ocurrió el crimen.
La joven manifestó que su pareja tenía las manos con sangre, pero que él le había manifestado que era producto de una pelea que había mantenido con su jefe por un dinero que le debía.
Además, Zurita señaló que uno de los acusados-su pareja en ese momento- llevó una mochila a la casa y pidió que nadie la tocara.
Cabe destacar que al día siguiente personal de Investigaciones irrumpió en ese domicilio y secuestró la mochila que tenía pertenencias de Ibáñez, además de arrestar a Barrionuevo Chumbita.
Nueva testigo
De las declaraciones de varios de los testigos, surgió un nuevo testimonio que sería relevante a fin de dilucidar el caso que investiga la muerte del sexagenario.
El tribunal ordenó en este sentido que se notifique a la testigo Claudia Purulla, ya que la misma, según el hermano de la víctima, expresó que tendría alguna relación con uno de los acusados (Barrionuevo Chumbita).
El hermano de Ibáñez, quien declaró ante el tribunal, manifestó que Purulla iba a limpiar en la casa de la víctima y también tenía un juego de llaves, ya que asistía alrededor de tres veces por semana al domicilio.
Según el testigo Ibáñez, cuando acudió al domicilio de su hermano, luego de haberle solicitado el manojo de llaves a la joven Purulla, le llamó la atención un candado que estaba abierto en el domicilio, lo cual el sexagenario no dejaba abierto por razones de seguridad.
Hecho
Aquel fatídico 30 de julio, un hermano de Ibáñez llegó al mediodía a la casa y se dio con el aberrante cuadro.
La víctima estaba en cama, ensangrentada y en el monoambiente que habitaba estaba todo revuelto.
Investigación
La investigación realizada por el fiscal Herrera a través de las divisiones Homicidios y Criminalística arrojó rápidos resultados, ya que esa noche fueron arrestados Navarro y Contreras.
Fuentes consultadas señalaron que los presuntos responsables no sólo conocían al extrabajador rural que asesinaron a golpes, sino también que vivían a muy poca distancia de él, también en el barrio Parque Norte.
Barrionuevo Chumbita es el principal sospechoso y para su aprehensión se trabajó arduamente, ya que inicialmente se temía que haya tenido tiempo de irse de la provincia, pero finalmente dieron con su paradero en la zona Sur de la ciudad, en la casa de su novia.
Aunque los primeros aprehendidos fueron Diego Navarro y Diego Contreras, quienes pasaron a calidad de detenidos al día siguiente de ocurrido el hecho.
El 6 de septiembre de 2017, el juez de Control de Garantías N° 1, Héctor Rodolfo Maidana, resolvió que Barrionuevo Chumbita y Navarro siguieran privados de su libertad, mientras que Contreras recuperó su libertad, aunque todavía continúa supeditado a la causa.
Hipótesis
Cabe recordar que las fuerzas policiales realizaron un amplio despliegue en la zona del crimen bajo las directivas del fiscal Javier Herrera, desde la recolección de pruebas científicas, búsqueda de huellas, rastros, etc., hasta las declaraciones testimoniales, que en estas circunstancias serían claves.
Según se pudo conocer, los tres sospechosos habrían estado ingiriendo bebidas en cercanías del lugar del crimen en los momentos previos y serían los causantes de los tropeles y los ladridos de perros escuchados por los vecinos aproximadamente a las 6.00, momento en que se cree que se ultimó a Ibáñez.
Por otra parte, los resultados de la autopsia realizada en la morgue judicial confirmaron que la causa de la muerte del sexagenario fue un traumatismo craneoencefálico grave producido por golpes con un elemento contundente, que no fue encontrado en la casa del occiso, sino que el agresor se lo habría llevado y posteriormente lo descartó u ocultó.
No habría marcas de respuesta a la agresión de parte de Ibáñez, por lo que se refuerza la hipótesis de que fue atacado mientras estaba indefenso, durmiendo.
Debe tenerse en cuenta que el hombre era de contextura física delgada y pequeña, con movilidad reducida por haber sufrido un ACV años atrás.
Los investigadores sospechan que los agresores ingresaron a la casa de Ibáñez por una pared colindante, trepando una malla olímpica.
La víctima se sabía un blanco fácil por vivir solo y su capacidad física reducida. El can de la casa se encontraba atado, por lo que nada pudo hacer para defender a su dueño.
La humilde casa de Ibáñez tenía un solo ambiente. La habitación estaba separada por paneles de machimbre.
