Ante reclamos realizados por lectores en el Reporte Ciudadano de El Esquiú.com, el
responsable de un puesto de choripanes de la Plaza de la Estación dio su versión
sobre la situación y los cuidados que tiene para no molestar a transeúntes y
conductores del lugar.
Jorge Arréguez y María Cardozo explicaron que trabajan en el puesto desde hace
unos meses, ya que su dueño, familiar de ellos, atraviesa una dura enfermedad y es
tratado en Buenos Aires. Aclaran que cuentan con la habilitación de comuna
capitalina, carné sanitario, certificado de desinfección y manejan los alimentos según
lo establecen las normas de higiene.
La familia comenzó a explotar el emprendimiento cuando Jorge se quedó sin trabajo
en “Calzados Catamarca”, después de prestar servicio 14 años. El puesto es el único
ingreso con el que cuenta ahora la familia, compuesta por el matrimonio y cuatro
hijos.
Ayer fueron notificados por Inspección Laboral para que retiren las sillas, por lo que
se presentarán en las oficinas a realizar la consulta sobre la situación del puesto de
comidas.
Sobre esto, Jorge comentó: “No ocupamos la cinta asfáltica ni la senda peatonal, no
entorpece ni a peatones ni a vehículos. Me quedé sin trabajo en Calzados Catamarca
y no ando haciendo cortes, como hace el resto, perdiendo el tiempo. Desde que me
quedé sin trabajo, presenté pedidos en todos lados y no obtuve ninguna respuesta;
hice changas y ahora que tengo esto para mantener a mi familia, para hacer que mis
hijos estudien, salen con esto por puras ganas de hacer reclamos. Al puesto va
mucha gente del interior que viene al médico o hacer trámites y viene con lo justo. Al
agua caliente la damos, no la cobramos, como hacen otros”.
Por su parte, María comentó: “El puesto es de mi tío, hace 20 años que trabaja ahí y
nos lo dejo porque él está muy enfermo y se está tratado en Buenos Aires, está
grave. Mi marido trabaja y yo le ayudo. Desde la Municipalidad nunca nos dijeron
anda. Es el trabajo con el que nos mantenemos, nosotros y mi tío. Tenemos todo
limpio, agua de red, energía eléctrica que pagamos, todo está en regla”.
En relación con las mesas y sillas, dijeron: “Son pocas, son tres mesas y siete sillas,
no molesta a nadie. No logramos comprender cómo nosotros, que somos gente de
trabajo, les molestamos y a los grandes bares nadie les dice nada por las mesas en
las veredas céntricas. Esperamos que no nos cierren el lugar, porque no sabemos
qué vamos a hacer”.
Por último, Arréguez y Cardozo agradecieron a los lectores que los apoyaron a través
de sus comentarios y entendieron su situación.