Ayer a la mañana, el enfermero de apellido Pachado que estaba siendo juzgado por un grave delito de abuso sexual, fue encontrado culpable por los jueces de la Cámara Penal Nº1, quienes aplicaron una pena de 10 años de prisión para el trabajador de la salud. El hombre ya había sido condenado en 2006 por un hecho de abuso en Buenos Aires. En ambas ocasiones, las víctimas estaban embarazadas de 7 meses.
Fuentes judiciales dieron a conocer ayer que el fallo de los jueces Fernando Esteban, Elizabeth Cabanillas y Porfirio Acuña, coincidió con lo solicitado por el fiscal Mauricio Navarro Foressi.
En el transcurso del debate, que se llevó a cabo a puertas cerradas por tratarse de instancias de índole privada, se habría constatado lo oportunamente expuesto por la víctima, quien aseguró que durante un viaje que realizó en ambulancia desde Belén hasta la ciudad Capital al cuidado de Pachado, este le suministró drogas para que se adormezca y mientras se encontraba en ese estado, abusó sexualmente de ella.
El abuso habría consistido en tocamientos en sus partes íntimas y en que el hombre la obligó a practicarle sexo oral, lo que las leyes consideran ahora como un “abuso sexual con acceso carnal” -previamente sino había acceso vaginal se consideraba abuso sexual simple-.
Teniendo en cuenta el testimonio de la mujer, que durante el juicio ratificó lo que vertió durante la instrucción penal de la causa, y la presentación de varios testigos, los magistrados arribaron a la decisión de imponer el fuerte castigo para el hombre.
Patrón de conducta
Cabe mencionar que Pachado ya había recibido una condena en 2006 por un delito de abuso sexual que también habría tenido como víctima a una paciente, cuando prestó servicios para el Sanatorio Trinidad de Mitre en Capital Federal. En aquella oportunidad, la víctima también estaba embarazada.
En esa oportunidad, la Cámara del Crimen porteña le impuso una pena, pero no de cumplimiento efectivo, sino en suspenso, al encontrarlo culpable del delito de “abuso sexual agravado por acceso carnal vía bucal”, es decir que el sujeto habría recreado casi con exactitud la escena del ataque sexual ocurrida en 2006 en enero de 2017, cuando ocurrió este ataque.