Un grupo de investigadores han publicado un estudio de compuestos experimentales de una droga psicodélica que podrían resultar beneficiosos para la salud mental sin causar alucinaciones. Las primeras investigaciones realizadas solo en ratones se prevé que podrían servir como tratamientos para enfermedades como la depresión.

Actualmente, hay varios ensayos clínicos en curso de medicamentos que pretenden introducir psicodélicos (como el LSD o la psilocibina) para afecciones como la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático. En abril, uno de los estudios que investigaba sobre esto encontró que la terapia con psilocibina, que es el ingrediente principal de los hongos alucinógenos, parecía tan efectiva como algunos antidepresivos.

Estos medicamentos han estado prohibidos en EEUU durante muchos años, pero con estos estudios podían aceptarse como parte de los tratamientos de enfermedades mentales. Sin embargo, David Olson, químico de la Universidad de California Davis, avisa que sus efectos secundarios alucinógenos seguramente limitarán su uso generalizado.

Olson explicó para un artículo de Gizmodo que los psicodélicos, si se aprobasen, serían “la última línea de defensa” y estarían “reservados para pacientes que han probado todo lo demás”. Sin embargo, ante la posibilidad de unos “análogos no alucinógenos de los psicodélicos” Olson comenta que podrían convertirse en “terapias de primera línea”.

El equipo del químico está trabajando en una futura generación de medicamentos psiquiátricos capaces de mejorar la capacidad del cerebro para reconectarse o crear nuevas conexiones. Este proceso, conocido como plasticidad neuronal, podrían lograrse con el uso de psicodélicos. En su investigación, Olson y su laboratorio han intentado crear versiones de estos fármacos con menos efectos secundarios y que no necesiten un tratamiento a largo plazo.

Junto al equipo del investigador y bioquímico Lin Tian de UCDavis, el equipo de Olson ha trabajado en un sensor fluorescente que ilumina el cerebro de los ratones cuando estos se exponen a sustancias químicas alucinógenas. Este sensor, llamado PsychLight, permite identificar cuando un compuesto causa o no alucinaciones. Finalmente, encontraron un compuesto (AAZ-A-154) que realmente parecía funcionar, al menos en ratones.

Imagen gráfica del estudio realizado con ratones.
Imagen gráfica del estudio con ratones.
Cell

Olson afirmó que con sus investigaciones confirmaron que “AAZ produce efectos antidepresivos en roedores mediante pruebas de comportamiento relacionadas con la motivación” y la incapacidad de sentir placer.

“Estos psicodélicos previamente desconocidos tendrían potencial de abuso, dados sus efectos alucinógenos, pero también podrían usarse en medicina como los llamados psicodélicos de ‘segunda generación’ con propiedades farmacológicas optimizadas”, ha explicado Olson.

Todavía es muy pronto para cantar victoria, pero, en caso de éxito, este descubrimiento podría servir de ayuda a personas que luchan contra la depresión y otras enfermedades mentales.

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