En el ámbito de la Cámara Penal de Segunda Nominación, un hombre fue condenado a la pena de 10 años tras haber sido hallado culpable de ultrajar a la hija de su pareja, una niña de 11 años. Regresó al Penal de Miraflores para cumplir su castigo por el delito de “abuso sexual con acceso carnal reiterado”.

El hombre había llegado imputado por los “delitos de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el aprovechamiento de la situación de convivencia con la víctima” en concurso real y “corrupción de menores”, un hecho continuado.
En la instancia de alegatos, el fiscal Gustavo Bergesio había solicitado la pena de 16 años. Por su parte, el abogado defensor, Guillermo Narváez, había pedido 10 años. Los jueces Jorge Álvarez Morales, Rodolfo Bustamante y Luis Guillamondegui quitaron el agravante “por la convivencia” y el hecho de “corrupción de menores”.

Fuentes consultadas indicaron que este hecho de abuso sexual infantil (ASI) intrafamiliar había ocurrido en Belén. Por entonces, la víctima era una niña de 11 años. Desde finales de 2016 y durante ocho meses, su padrastro la acosaba a través de mensajes de whatsapp. Un día, en julio del año pasado, abusó sexualmente de ella.
El miércoles de la semana pasada había comenzado el debate. Una psicóloga había considerado que la niña estaba en condiciones de dar testimonio pero acompañada de su madre. El acusado se abstuvo de declarar y solo escuchó la imputación y el testimonio de los testigos.

En tanto que la madre de la víctima, en su declaración, ratificó la acusación. Luego, fue el turno de la niña, quien hoy tiene 12 años. Se destacó que su relato fue muy contundente y que respondió con claridad. También declaró como testigo la hermana mayor de la niña, que tiene 13 años. Su declaración confirmó la denuncia de la víctima. Al mismo tiempo, reconoció que el padrastro enviaba mensajes a su hermanita.

Secretos de familia
En ocasiones, los integrantes de una familia pueden tener conocimiento sobre una situación de abuso en la misma casa pero prefieren callar. Los profesionales explicaron que la familia es un factor fundamental para que la persona pueda viabilizar su demanda personal y su reclamo de lo que tenga que transitar, señalaron. “Por lo general, el abuso sexual es mayormente intrafamiliar, por lo cual hay otros intereses creados. A veces lo económico también es un punto donde, metafóricamente, se sacrificaría a ese miembro, supuesta víctima del delito de abuso, para evitar que ese dador económico y supuesto abusador, como podría ser un padre, vaya a la cárcel y, por lo tanto, el resto de la familia se quede sin el sostén económico. Es un ejemplo, no digo que pase en todos los casos. Cada caso es único pero la familia es un espacio fundamental para abrir o cerrar la posibilidad de la palabra”, advirtieron.

En este caso, la madre de la niña y pareja del acusado optó por denunciar y no cubrir con el silencio el abuso de su hija. Lastimosamente, el ASI suele ser un delito muy cotidiano que casi todos los días registra víctimas. Los victimarios, en gran parte, son familiares del círculo íntimo, como el padre, abuelo, hermano o tío.
También pueden ser otras personas cercanas al entorno íntimo, como algún vecino, amigo de la familia o docente de la escuela, del club o de alguna actividad extra.

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